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Tres jóvenes de la Diócesis de Coria-Cáceres fueron elegidos para estar en el altar, junto al Papa, en los diferentes actos que Benedicto XVI ha tenido con los jóvenes durante la JMJ Madrid 2011.
“Al principio estaba muy tranquilo, mientras esperábamos entre bastidores”, decía Fernando Pérez Campillejo, que estuvo en el acto de bienvenida del Papa en Cibeles, “pero cuando subimos al altar y vimos tantos jóvenes por todas las calles comenzaron los nervios”. Su sensación final fue la de “un gozo enorme” al ver a Benedicto XVI que pasaba junto a él.
Fernando tiene 18 años y a los jóvenes de su edad les dice, después de haber vivido esta JMJ, “que continúen, que la JMJ es toda la vida y hay que estar con Cristo siempre. A Él podemos acudir ante cualquier desánimo, porque siempre va a estar ahí”.
Victoria Teomiro Rubio estuvo junto al Papa durante la Vigilia en Cuatro Vientos. Victoria pertenece al equipo que desde la diócesis ha organizado todos los eventos de los DED y también la peregrinación de la JMJ a Madrid, por eso sentía que “era un gozo contenido, después de tantos meses de trabajo preparando la llegada de ese momento”. Mientras estaba sobre el gran escenario de Cuatro Vientos se acordaba de todos los compañeros que han estado trabajando en la Diócesis para que este gran evento saliese bien y le “habría encantado que todos estuviesen allí”.
A Teomiro le tocó vivir uno de los momentos más “preocupantes” de la JMJ cuando se desató el inmenso vendaval que derribó vallas y alguna carpa, y que hizo que el Papa se viese obligado a acortar su homilía. Al Papa le preguntaron si evacuaban y lo sacaban del escenario, pero Benedicto XVI, se oyó por todos los altavoces, dijo claramente “yo me quedo”. También los jóvenes que estaban junto a él vivieron ese momento con intensidad, no quería ninguno dejar al Santo Padre, “todos queríamos quedarnos arropándolo, por eso cantábamos ‘esta es la juventud del Papa’… ninguno se movía”.
Victoria quiere que los jóvenes no se olviden de las palabras que el Sumo Pontífice les ha dirigido y que “no tengamos miedo, que veamos en Cristo la fuerza que nos sostiene y que la alegría no nos abandone”. Para ella “el Cristiano se debe diferenciar por la alegría y la actitud ante la vida, incluso ante el sufrimiento, siendo ejemplo para los demás”.
En la Eucaristía de Clausura de Cuatro Vientos fue Pedro Rodríguez Laso quien tuvo la suerte de pertenecer al grupito elegido para estar en el altar. Pedro ha estado también colaborando durante más de un año con la Delegación de Infancia y Juventud de la Diócesis preparando estas Jornadas: “Considero que ha sido un premio inmerecido a todo el trabajo realizado y el culmen de todo lo que hemos vivido durante estos días: catequesis, misas, conocer gente…”. Cuando estaba junto al Papa “pensaba en todos los jóvenes que durante estos días han trabajado y han participado en las muchas actividades distantes unas de otras y que han sufrido las prisas, las aglomeraciones en el metro… y los he tenido presentes”.
Pedro ha visto cómo a los jóvenes durante estas Jornadas “los momentos de oración les han llegado y ellos mismos los han pedido”, por eso les insiste “que no lo dejen y que continúen con su formación cristiana”.
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