(María Donoso junto al P. Juan, misionero de la Preciosa Sangre, y el P. Pedro Jesús Mohedano)

La misionera María Donoso llegó a Arroyomolinos para descansar junto a su hermana enferma, que falleció durante su estancia en Extremadura. Antes de regresar a su misión en Perú, visitó la ciudad cacereña.

La hermana María pertenece a la Compañía Misionera, tiene 74 años y ha pasado 40 años en misiones (la mayor parte de ellos en la selva de Perú). Actualmente reside en una de las comunidades que tienen en Lima.

Su conversación es para todos un evangelio vivido: no tiene estómago (se lo extirparon a causa de un tumor), ha sufrido una mastectomía, tiene problemas cardíacos, pulmonares… pero su corazón misionero es gigantesco: “vivir en pobreza es la mayor riqueza”, comenta. “A causa de mis problemas de salud, mis superioras no me dejan volver a la selva con los aguarunas pero, el sueño de mi vida es morir en la selva”.

Cuenta con emoción y fluidez su experiencia con las comunidades cristianas, sin presbíteros pero muy vivas, donde los laicos tienen un sentido bello de la corresponsabilidad y participación en la vida de la Iglesia, la verdadera la alegría de compartir.

La sensación que sintieron todos los que acompañaron a María Donoso durante este encuentro fue verdaderamente gratificante: “por Cáceres ha pasado un auténtico ángel”.

Pedro Jesús Mohedano