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Queridos niños:
Por fin llegó el día esperado: Vais a recibir a Jesús, el más preciado regalo. Él es el gran Maestro y quiere que todos los niños seáis felices ¡Enhorabuena!
Jesús será siempre vuestro mejor amigo. Os ayudará a ser felices, y a sentiros queridos. Os perdonará si os equivocáis. Y un día os dará el premio más bonito que podáis imaginaros: estar junto a Él en el Cielo.
Jesús os enseñará a mirar el mundo y a las personas con una mirada llena de compasión. En la catequesis habéis aprendido cómo disfrutaba: curaba a los enfermos, enseñaba al que no sabe y acogía a todos por igual compartiendo la Buena Noticia del Evangelio.
Yo también quiero invitaros a mirar el mundo con los ojos de Jesús, a contemplar lo que sucede aquí y en otros rincones de la Tierra. Sabéis que hay niños que se mueren de hambre, que no tienen vacunas ni medicinas, que no pueden ir a la escuela… Ellos son nuestros hermanos, porque todos somos hijos del mismo Padre.
A Jesús le va a encantar entrar en vuestro corazón cuando recibáis la primera comunión y se va a poner muy contento cuando recéis por todos los niños del mundo y compartáis con ellos algo de lo que os sobra.
Conozco un misionero de nuestra Diócesis que trabaja en Mozambique. Se llama Francisco González, es sacerdote y está dedicando toda su vida, como Jesús, a llevar la felicidad a los más pobres. El donativo que aportéis en este día tan especial, se lo vamos a entregar a él.
Desde aquí, estaréis construyendo un puente de fraternidad con otros niños del mundo. Un puente iluminado con antorchas de amor, solidaridad y esperanza.
Dad gracias a Dios por lo mucho que tenéis: Una familia que os cuida, una escuela en la que aprender; hospitales, parroquias… Rezad para que haya muchas vocaciones sacerdotales, religiosas, laicales y misioneras. Que Dios os bendiga y os conceda una vida llena de luz y alegría con los colores del amor.
Diego Zambrano López

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