Ana Likapingwe, de tierras africanas, consagraba su vida al Señor con votos temporales en el convento de la Madre de Dios de Coria este sábado 9 de Septiembre, en la Eucaristía presidida por el Sr. Obispo y en presencia de la Madre Abadesa Sor María del Socorro Roncero Domínguez, así como de religiosas de la misma orden Franciscana, de otras religiosas y de sacerdotes y fieles, que acompañaban a la nueva profesa en este momento importante de su vida en el servicio a Dios y a la Iglesia.

Don Francisco en la homilía que le dirigió a la neo-profesa, bajo las reglas de vida de pobreza, castidad y obediencia, le invitó a ser pobre y sin propio porque así es la manera de conocer la riqueza que es Jesucristo; cuando uno está lleno de Dios, nos sobra todo. El amor esponsal es cuando una persona tiene un solo amor, que es Jesucristo; este, nos llena totalmente y nos hace ser fieles. La persona que no es dócil, se cierra a los planes de Dios; la persona que tiene un espíritu indómito, no vale para la vida consagrada porque siempre tiene que estar con su espíritu y no tiene el de Dios.

Al final de la Eucaristía, Sor Ana, nos dirigía a todos unas palabras de agradecimiento por nuestra presencia, mostrándonos que de muy pequeña ya escuchó la voz del Señor, en medio de una familia católica con la cual, en medio de la distancia, hoy, se sentía muy unida a través de las oraciones.

Estos acontecimientos religiosos sirven para mostrar el compromiso de las personas ante Dios, pero, a la vez, sirven para afianzar nuestra fe en estos momentos de tantas dificultades.

Román Fernández Martín